IN DOCUMENTA (2)

En La Tercera del sábado 26 de mayo se lee que la escena de avanzada viaja non stop a Kassel. El uso de un léxico que pertenece al ámbito del turismo y de los viajes intercontinentales no parece ser el más apropiado para dar cuenta de la noticia. La falta de rigor periodística es de “rigor”. En el propio coloquio de “arte y política” los  filósofos del complejo Arcis-la-Chile se dedicaron a poner en duda la existencia de la mencionada escena, al punto de convertir el coloquio en la exhibición de una crisis conyugal, como  capítulo menor de una intriga extremadamente local a la que obligaron a asistir a los invitados extranjeros. ¡Y con dineros públicos! El CNCA legitimó en ese entonces  la conyugalidad como estrategia de control de espacios académicos. De ahí que el titular del diario sea nada más que risible. Ese sector vive de la reproducción ampliada de su propia farándula.

De hecho, debo informar que se ha iniciado la búsqueda en la documentalidad del Magíster de la Chile, del certificado de ingreso de Díaz a la escena de avanzada. Se ha ofrecido una recompensa conmutable en rebajas sustantivas de matrícula. La pertenencia de Dávila a la escena de avanzada, sin embargo,  se ha resuelto por oficio. De todos modos, nunca ha sido suficientemente explicada la posición de su pintura en el frente de nuevos problemas que las obras de Dittborn, Leppe y el CADA, de modo autónomo y diferenciado, representaron en la coyuntura de los ochenta.

Habrá próximamente un coloquio, cuyo proyecto será sometido ¡alFondart!, donde se discutirá si el texto escrito por Nelly Richard en los ochenta, “La cita amorosa”, sobre la pintura de Dávila, con sello de Francisco Zegers, puede ser considerado como parte del “corpus” discursivo de la escena de avanzada o si tan solo puede ser identificado como un “texto ideológico” del período richardiano de lapre-avanzada.

Respecto de este texto, lo que más  ha confundido a los investigadores anglo-sajones y euroasiáticos ha sido el uso de un instrumental nocional recubierto de semiótica kristevana y psicoanálisis lacaniano. Era costumbre en la escena de avanzada la represión del uso de herramientas teóricas calificadas de contemporáneas para analizar objetos arcaicos y pre-modernos, como era el caso de la pintura chilena hasta ese entonces. En este sentido, teóricos del mundo entero están muy preocupados en resolver la cuestión de la delimitación efectiva de esta estrategia editorial. De eso depende el futuro de recursos cuantiosos para pavimentar otras tantas millas de textos.

Es decir, de lo anterior ha surgido la urgencia de responder  varias preguntas, tales como: ¿en qué momento Dávila ingresa a la escena de avanzada?, ¿Su pintura presenta suficientes indicios de materialismo francés como para justificar su inclusión, en un mismo frente junto a la pintura –también materialista- de Dittborn?

Expertos en estudios visuales comprados de universidades de la costa oeste de los EEUU han señalado la sospecha de que los escritos de Richard sobre Dávila son externos a la conceptualidad de la escena de avanzada, si bien fueron escritos en la misma época en que se construyó el mito de su existencia.

Algunos han llegado a sostener que la inclusión de Dávila a la escena es un fenómeno posterior al año 1986, como un reconocimiento tardío, ligado a la edición del número especial (bilingüe) de la revista australiana Art and Text, en que aparece expuesto para su exportación el “canon” de la avanzada.

De ahí que el título de La Tercera cumpla con la tarea inconsciente de delimitar el contexto de una noticia planteada desde la lógica balzaciana del arribista, pero trabajado por la retórica de los viajes a Punta Cana. En esto se consolida un efecto calculado de desconocimiento historiográfico, que forma parte de lo que en otro lugar he denominado “sordidez epistemológica” de los medios.

Mientras La Tercera reproduce el relato de un informante calificado, Artes y Letras induce la palabra directa del artista esgrimida como verdad de la obra. Si esto es así, entonces hay dos momentos de extrema ingenuidad, que no es dable aceptar viniendo de artistas con la experiencia de Díaz y Lotty Rosenfeldt. En verdad, ¿dónde ha quedado su experiencia?, ¿Alguna vez la han tenido, para evitar caer en estas trampas mediales que denotan una gran ausencia de vanidad?.

El primero se defiende del incidente de Venecia sin abordar las razones complejas de su puesta fuera del edificio. Me refiero, al edificio de la bienalidad véneta como concepto. Si tan solo hubieran leído el texto de Voluspa Jarpa en revista Pausa, el antiguo magazine del CNCA, sobre las bienales, hubiesen expresado sus naturales sospechas.

El Mercurio ha sido fiel a su método: dejar hablar para que el entrevistado se incrimine solo. Nadie puede creer en el relato cándido de Lotty Rosenfeldt que se hace cómplice de la propia reducción de su trabajo. ¿Se trataría de la infracción de una señal de tránsito, como metáfora de la ruptura social? ¡Por favor! En Linz (Austria), para una exposición anterior, realizó una intervención en el espacio público, sin la debida autorización de las autoridades. Lo único que intervino fue la policía. Las autoridades del museo le preguntaron por qué no había pedido permiso, simplemente. Se da por descontado que la acción de la policía era consustancial a su trabajo. Ya le han prometido que en Kassel harán la vista gorda. Eso tan solo habla de las diferencias entre Linz y Kassel, en términos de la fascistización ordinaria  de los medios de exclusión del arte contemporáneo. En Linz no bromean. La ciudad está a treinta kilómetros de Mauthausen. En Kassel, en cambio, no le harán daño al turismo. Pero fuera de bromas, la infracción de Lotty Rosenfeldt no deja de plantear un elemento central en todo trabajo de intervención: que el arte de vanguardia debe pedir autorización, como toda producción institucional normada por las leyes de la ciudad. Se entiende que en Kassel la infracción a los permisos forma parte del capital cultural de la propia ciudad, que algo ha aprendido al acoger documenta.

De la obra de Dávila, no se sabe mucho. No se sabe cual Dávila es el que será puesto en la escena. Si el que reclama su lugar a pesar suyo en la escena de avanzada o el de la última exposición en Sydney, en junio del año pasado. Habría algunas diferencias sustanciales que la prensa chilena ni siquiera tomó en consideración. De todos modos, Díaz montará las dos obras más “germanas” de su producción: “Al calor del pensamiento” y, al parecer, una re/versión del Quadrivium. O sea, la obra que hace en homenaje a su mentor académico, Adolfo Couve. En el Magíster siguen buscando su certificado de aceptación a la escena de avanzada. ¡Lo que hace una carrera universitaria!

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