EL ESTRUCTURALISMO LITERARIO FRANCÉS: LAS FICHAS INICIALES.

En 1968 fue publicado por Editions du Seuil, Qu´est-ce que le structuralisme? Le structuralisme en linguistique. La edición estaba a cargo de Francois Wahl, y además de él mismo, escribían Ducrot, Sperber, Safouan, Todorov. En 1979 se publica en Chile, El estructuralismo literario francés de Roberto Hozven, por la editorial del Departamento de Estudios Humanísticos. Ese mismo año regresé después de estudiar en Aix. En la soledad del malestar que experimentaba por mis dificultosas relaciones con mi medio político  de referencia, busqué en ese libro la confirmación “de lo que ya sabía”, pero que el onegismo partidario ponía severamente en duda. Todo se había vuelto una lectura en clave de Laclau y Portantiero, buscando los nuevos textos sagrados para las nuevas políticas de alianza que edificarían lo que tenemos.

He recuperado un viejo cuaderno donde escribí sobre el libro de Hozven, motivado probablemente por el eco de la polémica Lihn/Valente sobre el estructuralismo, sabiendo que era una polémica que excedía el campo literario. Mi contribución mesurada y pulcra fue preparar algunas horas de clases para la presentación  del libro. Pero me he encontrado con la sorpresa de haber pegado en la contra tapa del cuaderno, un bolsillo de papel en cuyo interior guardé dos fichas, en las que copié unas citas, no anotando –como siempre fue mi costumbre- la procedencia bibliográfica. El único dato de que dispongo es una anotación final: (BFUCH xxx (1979).259.281.) Es de suponer que las tres equis señalan el ahorro del título del libro y que las cifras siguientes esconden el nombre del autor de la reseña. No lo he podido corroborar.

Primera ficha (anverso): “A once años de publicación de un libro francés, un libro chileno asume nuevamente la tarea de presentar el estructuralismo; ahora, desde un ámbito privilegiado: la literatura, lugar de convergencia teórico y práctico de las diversas ciencias humanas. (…) El libro de Hozven es, en Chile, el primero en su género y comparte con el de Wahl tanto su eficacia como, desde ya, su permanente vigencia”.

Primera ficha (reverso): “en los últimos años, en nuestro medio, el “estructuralismo” ha sido el repertorio obligado del discurso crítico, tanto en su asunción como en su rechazo; pero en ambos casos ha sido abordado sin mayor sistematización: el mensaje que nos llega a través de la práctica “local” es, más bien, un conjunto heteróclito de hechos culturales que aporta cierta información junto con un incierto conocimiento. Estos intentos fallidos –sin duda válidos- de recepción del estructuralismo en “tierra extraña” no son más que el eco “diferido de la recepción contradictoria del estructuralismo en su “tierra originaria” (si es que realmente originaria”.

Segunda ficha (anverso): “Si la aclaración del libro francés tiene por objeto corregir una recepción ya establecida de la actividad estructural, la aclaración del libro chileno tiende a fundar y regir una recepción que está por establecerse. Se trata, entonces –en este segundo caso-, de presentar una nueva crítica del saber, con el objeto de hacerla devenir una empresa colectiva y social en nuestro ámbito.

Estos dos tipos de aclaración apuntan, en cierto modo, a dos grados distintos de “des-pliegue” del estructuralismo.

Hacia 1968 el estructuralismo en Francia ya ha merecido grandes desarrollos y se impone la obra colectiva”.

Segunda ficha (reverso): “En 1979 el estructuralismo francés en Chile está en sus inicios. Esta precaria situación se trasunta en la imposibilidad de asumir colectivamente una obra de exégesis y en la posibilidad –feliz- de asumirla individualmente. Un ejemplo, El estructuralismo literario francés.”

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