El Panfleto Hugonote

El viernes 7 de abril, en SUR Consultores, se realizó el lanzamiento del número treinta y cinco de revista PROPOSICIONES. Fui invitado a hablar, en este veinticincoavo aniversario. Lo hice después de enviar mi última entrega, sobre las curatorías chilenas. A la hora de almuerzo me crucé con un artista histórico que me ratificó la gesta punitiva de Brunson: no hay curadores en este país. A tal punto, que han tenido que ponerse los propios artistas a hacer curatorías.


 


En el lanzamiento de PROPOSICIONES habló José Weinstein. Hizo un pormenorizado relato del alcance de este número, destinado a las Identidades. Siendo ministro, nunca lo escuché hablar con tanta propiedad. Justamente, arriesgaba la pasión del trabajo de campo. De ahí que en PROPOSICIONES jamás pudiéramos encontrar una definición esencialista de las identidades. El trabajo de campo siempre ha sido una condición en el levantamiento de la mirada analítica de SUR Consultores. Weinstein se detuvo en un análisis del campo laboral de los bancarios en la nueva escena económica. Es el tipo de estudio que desmonta la euforia sobre el modelo. Y luego, José Bengoa se refirió a un trabajo sobre los pescadores artesanales de Queule, donde con Luis Weinstein, “el hombre del tiempo”, habían realizado un ensayo fotográfico que fue montado, por vez primera, en el local de la Compañía de Bomberos de Queule. Y sobre esa muestra había un video que registraba a los habitantes de Queule mirando sus propios retratos.



 


La muestra estaba pésimamente montada. A Bengoa le encanta montar las cosas de este modo. Entre cuidadosamente descuidada. Y de fondo, la banda sonora de “Amélie”. ¡Eso ya era demasiado!  Recordé nuestro debate curatorial. Esa banda sonora convertía la sala en un ceremonial de la nostalgia. Diré, como el propio Bengoa lo recordó, que era la retaguardia subjetiva de la combatividad demostrada por los pescadores artesanales en sus movilizaciones frente al congreso, en Valparaíso,  poniendo fuego a un bote en plena avenida Pedro Montt. Que era como un funeral de vikingo como aparecían en  las viejas  películas de Gary Cooper


 



Y pienso en Gary Cooper, promovido por la conexión con que José Weinstein produce en su intervención, cuando cita a Carlos Fuentes para mencionar cuánto, la literatura latinoamericana le debe a Hemingway y a Dos Passos. Entonces, habría que pensar cuanto le deben las curatorías latinoamericanas al trabajo que gente como Maricarmen Ramírez realiza en los propios Estados Unidos. Este vendría a ser como el propio trabajo de campo “en los Queules” del arte latinoamericano. Y allí me resuena el estudio sobre los trabajadores bancarios de hoy, comparados al comportamiento de los artistas que reclaman, según la generación, la presencia de un Estado Bienestar que solo existe en la nostalgia. Y que modelan sus acciones en función del “arte de formularios”, antes de sucumbir a políticas de administración de enclaves endogámicos. Todo eso, contrasta con la imagen del bote de pesca artesanal quemándose frente al Congreso.


 


En 1982, el tercer número de revista PROPOSICIONES fue editado de manera encubierta por Revista MARGEN (de Filosofía y Letras). Contenía las ponencias de un gran debate sobre los problemas actuales del socialismo chileno. Era la época en que se investigaba los crímenes de los psicópatas de Viña y  la prensa publicaba disquisiciones policiales sobre huellas dactilares.   Cuando ese número fue presentado, en plena dictadura, en el Taller de Artes Visuales, entre las mesas de grabado, se habló de la huella y de la indicialidad del gesto de ese número de PROPOSICIONES. La portada del número treinta y cinco tiene impresa una huella dactilar. La indicialidad se instala como fantasma del método. 


 


Javier Martínez, en 1982, planteó PROPOSICIONES como un “panfleto hugonote”; es decir, como un “discurso contra tiranos”.  En el 2006, José Bengoa sigue agitando el panfleto hugonote, contra la tiranía de Discurso Académico de la Gobernabilidad. Lo mejor que tiene PROPOSICIONES,  a todo lo largo de estos veinticinco años, es su pasión por el método de intervención de las subjetividades sociales.  Hay prácticas de arte que se corresponden con esta actitud, en la distancia crítica, modelando espacios de trabajo y de interlocución que gente como Cameron, por decir lo menos, no podrá jamás entender. Esa es nuestra diferencia: lo más significativo  de la plástica emergente de hoy, en su  autonomía formal, se produce como un “panfleto hugonote”.  Esas son las que sostienen las curatorías de infraestructura.

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