,.-
 

COUVER, EN FRANCÉS, SIGNIFICAR ANIDAR.
Justo Pastor Mellado

¿Qué buscaba Enrique Symns al publicar el artículo sobre la pedofilia de Adolfo Couve en El Periodista del 4 de marzo? Algo muy elemental: cargarse a Patricio Fernández, de The Clinic.

Symns, antiguo director de la revista bonaerense Cerdos y Peces, busca, en segundo término, dejar de manifiesto que su autoralidad editorial no puede ser contendida por The Clinic. Curioso que en un artículo sobre pedofilia reclame la paternidad de una filiación editorial. Esto no quiere decir que la iniciativa de The Clinic le pertenezca, sino que Cerdos y Peces debe quedar instalada como escena de origen de una zaga editorial continental. Y lo hace poniéndo a descubierto a The Clinic, como el límite de la tolerancia crítica; porque Chile, es el país en que dicha operación de recuperación de la crítica opera con mayor eficacia simbólica. El botón de muestra será la vida de Adolfo Couve, amigo de Patricio Fernández. Lo que Symns desea es que quede muy en claro que la pedofilia de Couve es tapada por Fernández, como todo en Chile. Y Fernández no actuaría sino como el cómplice de un modelo de encubrimiento editorial, situando a The Clinic en el lugar de un un periódico conservador.

Para llevar a cabo la operación, saca de su archivo la entrevista a Carlitos. La que Fernández no habría querido publicar, justamente, para proteger el Orden de las Familias. Primera fase: iniciar el articulo con la referencia al horror de Alto Hospicio. Segunda fase: demostrar que la sociedad chilena construye la figura del abusador para localizarla solo entre gente de bajos recursos. Tercera fase: afirmar que el emblema de esta construcción encubridora es el caso del pintor y escritor Adolfo Couve. Cuarta fase: tal esfuerzo encubridor se justificaría por el alcance que tiene esta enfermedad chilena: la pedofilia.
Este proceso ascendente de instalación de la conclusión (Chile: paraíso de pedófilos) se sostiene en el relato de Carlitos.

El relato de Carlitos es básicamente el siguiente: Adolfo Couve abusó de él desde los ocho a los catorce años, convirtiéndolo en su esclavo sexual. ¿Qué molesta a Symns? Que se hable del artista y no del violador. Y agrega que Carlitos era conocido en el ambiente de la cultura como "El sirviente" y que vivía encerrado en un circulo de amigos que velaba por que el secreto se mantuviera. Pero ahora, escribe Symns, en que Couve se disolvió en la nada no hay ningún nombre que cuidar.

El problema, para Symns, es que hay un nombre que cuidar, porque Couve no se ha disuelto en la nada. Cuidar un nombre no significa encubrir sus delitos, en el caso de que los haya cometido. En este sentido, resulta ser Symns el que pisotea toda ética periodística al tomar, a sabiendas, el relato de Carlitos al pie de la letra. No es que Symns se ponga al servicio del pobre sirviente para que éste acceda, por su intermedio, a instalar su relato en una historia que lo ha excluído. Symns sería algo así como "la voz de los que no tienen voz". Para ello, tomando en consideración el relato de Carlitos, al mismo tiempo le quita la palabra y la reinvierte en un campo de lucha que él supone más rentable. Pero no es la lucha de Carlitos, sino la suya propia. Aunque le presta un servicio, no menos importante, a Carlitos. Lo que hace pensar que, Carlistos, en sentido figurado, es el violador de Symns. No solo le hace el relato de una escena que éste se traga sin verificar las condiciones de su emisión y circulación previas, sino que se presta para servir de intermediario en la ejecución de una nueva amenaza de Carlitos, hacia la familia y los amigos de Couve. Digamos que, probablemente, nos encontramos ante una figura de extorsión cada vez más expresiva, que desea instalar la figura de Carlitos como administrador de un archivo de relatos sobre la vida oscura de Couve, que pueden adquirir una visibilidad en proporción directa con la suma comprometida. Pero ante esa perspectiva, la alianza de Carlitos no pudo ser peor. Y Symns, solo puede estar satisfecho de una victoria a lo Pirro, porque su operación no logró el objetivo manifiesto.

Curioso asunto: Couve es un apellido francés y se asocia al verbo "couver": anidar, incubar, brindar cuidados. Lo que Carlitos no le relata a Symns es que frente a su dato biográfico de haber sido violado por su padre, y que éste fuese un detenido-desaparecido, Couve experimentara una gran conmosión humana. Pero tampoco le dijo que había conocido a Couve, solo en 1985, cuando él se paseaba, noche tras noche, por calle Miraflores, ente Agustinas y Moneda. ¿Qué edad tendría Carlitos, entonces? ¿Ocho años? ¿Catorce años? ¿No serían, más bien, dieciocho? Enfin, Carlitos tampoco le relata, al parecer, que uno de los orgullos maternantes de Couve era el haberlo hecho terminar su enseñanza secundaria y permitirle que diera su Prueba de Aptitud. Tampoco le relató que Couve era un reputado -amado y odiado- profesor de pintura, que (de)formó generaciones. Pero ese es otro cuento, relativo a la inscriptividad de la enseñanza de Couve en un período completo, que se extiende entre fines de los sesenta y fines de los noventa.

Interesante tipo, Carlitos. No son 300.000 dolares los que le dejó Couve. Y la familia Couve tuvo la suficiente decencia con el propio Carlitos. Es probable que esa sea la cifra en la que estaría fijando una nueva extorsión. ¿No se habrá equivocado Symns en la cifra?

¿En qué cifra, Carlitos, su esperanza de obtener algo, hoy, y de quien, después de haber perdido uno a uno el apoyo de los amigos más cercanos de Adolfo Couve? Porque apoyo y respeto, los tuvo.

La única hipótesis empleada por Symns, que tiene validez literaria, así como una rica perspectiva analítica, es la del "sirviente" como figura de una historia de convivialidad homosexual. Pero aún así, la aproximación de Symns a la homosexualidad resulta absolutamente reaccionaria. Es más: me pregunto si su artículo, no es una reivindicación invertida de la pederastía. Para instalar la figura pederasta de Couve, se hizo de un picadillo de relatos laterales, a título de introducción general al bocado. Pero el relato de Carlitos, en su materialidad, es reducido para ser reincorporado en la economía argumental de Symns.

Symns "inventa" el Carlitos de su conveniencia, para cargarse a Fernández, porque era amigo de Couve. No resulta verosímil. ¿Tan amigo? The Clinic, sin embargo, le dio un peligroso tiraje a su lengua; si bien tuvo la inteligencia de no publicó el relato. Eso enfureció a Symns. El relato de Carlitos podía ser una papa caliente, pero bien administrada, si lo que Symns buscaba era otra cosa: exponer su "malestar de Chile" y amenazar el Orden de las Familias. O sea, el artículo de Symns es una bomba de racimo, destinada a causar mucho dolor con las esquirlas y la metralla expandida, justamente, entre los cercanos a Couve.

Pues bien: se trata de enfrentar la situación creada por Symns, cuidando el nombre de Adolfo Couve. Cuidar significa respetar su biografía; incluso, colaborar en su construcción; es decir, producir en un "discurso de la posteridad" de Couve, los efectos de su condición humana, con sus contradicciones, sus coherencias, sus dolores.

En un país en que hay tantos nombres suspendidos, es bueno cuidar algunos nombres anclados.


artículos relacionados
[deje sus comentarios en el
Pizarrón de Mensajes]
   
www.sepiensa.cl

 

Sitio Web desarrollado por ©NUMCERO-multimedia - 2001 [webmaster]